Paren el reloj que aca me bajo!
Paren el reloj que acá me bajo! nace al identificar las problemáticas temporales de las distintas percepciones del día a día, es así como observamos que el mismo lapso de tiempo puede ser percibido de una manera más corta o más larga según el interés que uno tenga en la actividad realizada, es así como esta atemporalidad es solo percibida en estados especiales de la mente humana ya sea estar haciendo una actividad entretenida, estar aburrido por una clase o estar concentrado “la problemática de la atemporalidad es bien vista en las clases aburridas, en que si duermes treinta minutos al comienzo de la clase despiertas cuando el profesor ya está mandando la tarea para la siguiente”.
Ya identificada esta distorsión del tiempo como tal exponemos una serie de ejemplos los cuales nos muestran la atemporalidad de ciertos individuos o situaciones atemporales, el camino de la casa al trabajo, el diario vivir donde el pensamiento se encuentra fuera de nuestra cabeza, lugares y espacios arquitectónicos que vibran en ruido y movimiento de personas pero son estáticos en su calidad de “permanente”. Para esto a través de un levantamiento fotográfico construimos la forma de trasmitir esa sensación de no tiempo, la problemática de vivir en un espacio que el presente tiene tan poca importancia en comparación con el futuro o el pasado es olvidado sin sacar experiencias de este, dentro de este análisis nos centramos en capturar la atmosfera de las situaciones “atemporales”. Para poder capturar esta “sensación” trabajamos a altas obturaciones con la cámara fotográfica, es así como podemos recoger los pequeños momentos en los cuales identificamos la atemporalidad, tanto de día como de noche observamos pequeños momentos en que la cámara magnifica y contribuye a exacerbar mas allá de lo que el ojo humano observa, se prioriza en las fotos nocturnas, donde un auto detenido y el trafico en constante movimiento generan una situación particular, un tiempo detenido en un avance descomunal donde prácticamente es imposible desligarse.
Dentro de la serie identificamos dos elementos que se repiten, las arquitecturas estáticas y el movimiento continuo que contrasta con estas, la atemporalidad de nuestro proyecto es mejor percibida de noche pues de día difícilmente se es capaz de captar esta situación de conciencia fuera del tiempo debido al lenguaje de la fotografía a través de pequeños gestos como el juego de las luces, el movimiento de las personas, de los objetos generamos las atmosferas buscadas.
Paren el reloj que acá me bajo!, trata de traducir esta interpretación tan filosófica de la atemporalidad, es así como la serie de ocho fotografías se presenta de manera vertical en una cierta manera de líneas temporales donde se comienza con una foto vertical de día, que llama fuertemente la atención y nos invita a recorrer la composición hasta terminar de noche en un momento estático con el cual se busca representar el no tiempo.